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EL ARTE DE TEJER HISTORIAS

Actualizado: 28 nov 2023

Narrativas Textiles es el nombre de la muestra que contiene los tapices artísticos de Roberto Pereyra. La exposición terminó en octubre pero el mensaje de deconstrucción de los organizadores trasciende el tiempo y el espacio.

Uno de los tapices que integra Narrativas Textiles.

Era una tarde fría de agosto, personas entraban y salían desesperadamente de un edificio. Estaban apurados, pues, eran las 20:20 y la inauguración de la exposición "Narrativas Textiles" empezaba en 10 minutos. Antes de la hora de apertura, el artista Roberto Pereyra llegó acompañado de músicos que prepararon el escenario rápidamente con sus instrumentos y equipos de sonido.


Al atravesar la entrada de la Alianza Francesa, el público pudo observar las paredes internas del lugar que servían de narradores visuales, presentando textos breves que contextualizaban la obra de Pereyra. Mientras tanto, en los pasillos del edificio, las obras textiles se alzaban como estandartes, iluminadas con una luz cálida. En total, ocho piezas componían la muestra, cada una acompañada por relatos que podían ser explorados mediante códigos QR que convertían la experiencia en una profunda aventura.


El reloj marcaba las 20:47 cuando Inés Sandez, la curadora de la muestra, expresó su asombro por la convocatoria: "Parece que la Alianza nos va a quedar chica", suspiró. Sin embargo, el espacio abarrotado no detuvo los discursos emotivos.


Discursos y confesiones


El director de la Alianza Francesa, Daniel Izasa, dio un paso al frente para agradecer al público y destacó lo valiosa que es esta exposición para la comunidad. Además, Daniel planteó que “esta muestra en particular es muy importante para mí. Con Roberto nos animamos hace un tiempo a romper prejuicios y estructuras, creamos un grupo de hombres tejedores. Él siempre fue el alma mater del proyecto y luego de mucha insistencia

accedió a presentar su obra”.


Roberto Pereyra elaborando uno de los tapices que componen la muestra.

Inés, con hoja en mano, confesó con sinceridad que iba a leer “porque tengo mala memoria”. Luego reflexionó sobre la relevancia del tejido en la historia humana, desde su utilidad práctica hasta su valor como forma de expresión personal y cultural.


Finalmente llegó el turno de Roberto Pereira quien, al ver a los ojos a sus amigos, no pudo contener su emoción y rompió en lágrimas, al agradecer a quienes hoy considera su familia. Sus compañeros lo abrazaron y, tras momentos de ternura y risas, la música en vivo comenzó a llenar el espacio.


Un vínculo inesperado con el arte textil


Roberto reveló que su incursión en el arte textil fue inesperada. Tras años dedicados al cuidado de su madre con Alzheimer, la búsqueda de una actividad creativa lo llevó a un taller de pintura. Fue allí donde comenzó en el mundo del tejido y aprendió a realizar el punto cadena, una técnica que sigue utilizando en sus obras.


El tapiz que creó en homenaje a Violeta Parra, que ahora se encuentra en el museo virtual de la compositora en Chile, marcó el inicio de su viaje en el arte textil y, para él, se convirtió en un “cable a tierra” vital.


Por otro lado, Pereira revela su proceso creativo, que comienza con la realización de “la palabra”, lo escrito. Luego, visualiza los escenarios y trata de transferir parte de la narrativa al bordar en una tela arpillera previamente elaborada. La inspiración proviene de su entorno

local, incluye el clima, la geografía y la fauna, permitiéndole trascender las limitaciones del lenguaje escrito.


Un mensaje de deconstrucción


La creación del grupo “Hombres tejedores” fue en el 2019. Surgió de la necesidad de desafiar estereotipos de género y encontrar un espacio terapéutico a través del tejido y el bordado. El conjunto de artistas se originó en el marco del natalicio de Violeta Parra, cuando intervinieron las rejas de la Alianza Francesa e invitaron a los transeúntes a participar. La sorpresa de los organizadores fue absoluta, la mayor parte de las personas que se detuvieron eran varones. Roberto Pereira al recordar ese momento dice que entendieron “la importancia de juntarnos para acabar con estereotipos y estructuras”.


Así, en aquella tarde fría de agosto, Roberto se encuentra rodeado de los bordados que llenaron de colores no solo a las telas colgadas sino también su propia alma. Por ello, con una sonrisa reconfortante y la cadencia quebradiza de su voz, él alienta a otros hombres a adentrarse en esta forma de expresión. Destaca, con entusiasmo, cómo el tejido tiene el poder de conectar aspectos de la vida que, a menudo, se perciben como separados.



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